viernes, 25 de junio de 2010

El cafe con leche

Todo comenzó sin piedad y por ser de causa indiscutiblemente principal. Obligado por todos los hechos sin opción a una alternativa. Estuvo predicho queda más revelador y en consecuencia yo sonsaqué una broma de otro que está en mi; de ésas por costumbre, de las que sólo se carcajea uno y únicamente consigo mismo. Hoy por razones categóricas y a través de los hechos el café con leche tenia que llevar tres cucharadas de azúcar. Y es que yo no pensé: “Quiero tres cucharadas de azúcar” y ni tan solo las recité mientras las vertí rápidamente. Fueran tres decisivas! Una, dos, tres y remover. Me gustaría poder llegar a la cuestión y decir: “Un café con leche es único” ( aunque se repita en muchos). Siempre te gusta hasta ese punto en el que el café, la leche y el azúcar; e incluso la temperatura ( y si se va más allá: la ebullición del café o el tipo de leche), se unan en comunión por tu garganta y te hagan reaccionar los sentidos con su tranquilidad. Y tu cuerpo, que es tu otro, el que esta en ti y exige. Yo lo tomo con DOS de azúcar y a peso, sin tener que mencionar cómo quiero lo demás, pues lo que ha cambiado ha sido como ya he dicho anteriormente, el azúcar. “Me reí”. Los hechos sucedieron por acumulación, como “Entre porros matutinos instantáneos” y el que ese café hoy estuviese allá por razones que incluso te llevan generaciones atrás. “Me reí muchísimo”. He sentido mi mano moverse sin necesitarme accionándose por otro motor de pensamiento paralelo al mío. Mi cuerpo obtuvo una oportunidad para que sin piedad, más bien accionado por hechos categóricos, se tomase hasta lo que necesitaba en ese instante. A cámara rápida mi mano sentenció. Vertió las tres de azúcar apresuradamente antes de que yo me diese cuenta para parar tal crimen y matar el gusto de mi café. Me reí mucho y fue genial. Resultó estar dulce de cojones pero a veces se tienen que respetar nuestras necesidades, por tanto, he decidido que, irrefutablemente, me he de tomar otro a mi salud; éste (mi cuerpo) nunca se queja del exceso de cafeína, además, estoy convencido incluso, de que le creé su adicción premeditadamente.

relatoscortos.com

1 comentario:

  1. Muy bueno el relato, si te fijas tiene un doble sentido que hace que cada cual lo interprete segun su situación.

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