Ulrike Bohmler tiene una extraña ocupación: lleva de vacaciones a ositos de peluche. Sus clientes le pagan para que le saque fotos a sus muñecos más queridos en paisajes increibles de paises lejanos.
"Puede sonar loco pero la gente ama a sus mullidos juguetes ", sostuvo Bohmler. "Acompaño a los muñecos en su viaje y por más que la gente se ría, mis clientes aman a su ositos y quieren lo mejor para ellos".
"Puede sonar loco pero la gente ama a sus mullidos juguetes ", sostuvo Bohmler. "Acompaño a los muñecos en su viaje y por más que la gente se ría, mis clientes aman a su ositos y quieren lo mejor para ellos".
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