jueves, 16 de septiembre de 2010

Se cumplen 40 años de la muerte de Jimi Hendrix, y su leyenda sigue viva


"Hay un guitarrista al que tienes que ver". Linda Keith, novia del Rolling Stone Keith Richards, estaba convencida del talento de su amigo Jimi. Tras intentar, en vano, contagiar su entusiasmo a Andrew Loog, mánager de los Rolling, Chas Chandler se había convertido en su última oportunidad. Bajista de los Animals, Chandler tenía pensado dejar su banda para dedicarse a la producción discográfica. Cuando la noche del 2 de agosto de 1966 vio tocar a aquel joven en Nueva York, se puso tan nervioso que se tiró su batido encima. Su sonido, cruda y sensualmezcla de blues y rock and roll, era magnético. Su técnica, demoledora. "Aquél era el mejor guitarrista que había visto jamás", contaría Chandler tiempo después.


Quince años antes, Al, el padre de Jimi Hendrix, le había regalado al mayor de sus hijos un ukelele de una sola cuerda que había encontrado limpiando el garaje. Al, afroamericano, se había casado con una india cherokee de la que se divorció a los pocos años de nacer Jimi, y que murió cuando éste sólo tenía 14 años. Fue a esa edad cuando consiguió su primera guitarra. Era zurdo, lo que le obligó a cambiar sus cuerdas, y siempre fue autodidacta. Aquella ausencia de conocimientos teóricos lo llevaría, a la postre, areinventar la manera de tocar y concebir la música popular.

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