En la ciudad de Harbin, al norte de la china, capital de la provincia de Heilongjiang, en la frontera con Siberia, cada año se celebra un Festival de Invierno, que tiene su clímax con la construcción de un gigantesco Santa Claus de hielo para la Navidad. De esta manera, recrean el rostro del simpático anciano regordete que constituye uno de los íconos más representativos y más globalizados, con una exactitud asombrosa teniendo en cuenta el tamaño de la gélida escultura.El objetivo de este año de los organizadores es sin dudas batir el récord, por lo tanto se propusieron levantar una mole blanca de 160 metros de largo y 24 metros de alto, que representa el rostro del personaje, y al que no le faltan su larga barba y su gorro.
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