jueves, 23 de febrero de 2012

Mala compañía.


Hoy puede ser una gran noche. Saldremos de fiesta con los amigos. Nos reuniremos en la taberna del gran Toño, y allí empezaremos nuestra noche. Tomaremos  unas cervezas y algo de picar. Quizás sea ahí donde nos encuentre  y nos observe por primera vez.

 Ella estará atenta, reirá cuando riamos, escuchará cuando hablemos, hasta podrá bailar junto a nosotros. Vagará por nuestro flanco, danzará y se recreará con su poderío, se burlará del más débil, ya que ni siquiera el más fuerte es capaz de poder contenerse.
 Echaremos las copas en la disco de las afueras, allí nos encontraremos con el resto de la pandilla, será divertido. También ella estará allí, vigilándonos,  sin perder detalle.
 Irán pasando las horas y ella seguirá ahí, esperando su oportunidad. 

Llegado el momento hasta nos gustará entrar en su juego por nuestra diversión, sin ver el riesgo.
Podemos volver al amanecer, después de toda la noche seguirá ahí, tan cerca nuestra y ni si quiera la sentiremos, ella puede elegir cuando y como, es será su momento de acción.
Una vez que decidamos volver a casa, tendremos que echar a suertes quién deberá de conducir los 7 kilómetros, de carretera sinuosa, que nos llevarán a nuestras casas. El alcohol irá haciendo mella y cada vez nos costará más incluso mantenernos despiertos. 

Ella nos vigilará, estará al acecho sin perder detalle, y al menor despiste, o cabezada, escogerá a su favorito de la noche y se irá con él. Nada podremos hacer para impedirlo, ella jugará con nosotros.

Esto es solo una forma de decir que al salir de fiesta, para pasarlo bien no es necesario arriesgarse. Si vamos a beber, es mejor salir andando, siempre podemos utilizar el transporte público, así podremos evitar la visita y compañía de esta señora llamada muerte.

Fernando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario