Stacy Knutson es una camarera de Minnesota con muchos
problemas económicos. Su sueldo apenas le da para mantener cada mes a sus cinco
hijos. Alguien que conocía sus apuros le dejó en una caja una propina
extraordinaria por haberles atendido bien en el bar: 12.000 dólares.
Esa
es su versión del inesperado “regalo” que recibió por parte de unos clientes
dentro de una caja. Las sospechas de la Policía son muy distintas: el dinero
pertenece a unos narcotraficantes que quisieron deshacerse de él. Por eso se lo
requisaron y, después de no encontrar ninguna relación con actividades
ilícitas, se lo devolvieron.
Según
declaró Knutson a la Policía, un cliente del restaurante en el que trabaja,
Fryn' Pan, le dijo que podía quedarse una caja “con comida” que habían dejado
en el local. En su interior estaban esos 12.000 dólares en billetes de distinto
valor.
Tras
ponerlo en conocimiento de sus superiores y éstos de la Policía, los agentes le
dijeron que podía quedarse el dinero si nadie lo reclamaba, pero instantes
después le comunicaron que estaba relacionado con una investigación por drogas,
y que por tanto debían requisárselo.
Después
de no encontrar ninguna pista sobre la procedencia del dinero, y una vez que la prensa se hizo eco de la noticia, las autoridades decidieron devolverle el dinero a la
afortunada empleada, que aseguró exultante que se había tratado de un “milagro”.
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